De pequeños gestos, grandes placeres y sostenibilidad

Esta semana, como no podía ser de otra manera, la conversación general gira en torno a dos celebraciones destacadas: el Día Internacional de la Madre Tierra y el Día del Libro.

El #DíaInternacionaldelaMadreTierra es una jornada declarada por las Naciones Unidas para concienciar, por un lado, sobre el daño que le infligimos al planeta al sobre explotar los recursos, contaminarlo o descuidar la biodiversidad, entre otras cosas; y por otro lado, sobre la ineludible interdependencia existente entre todos los seres vivos y los ecosistemas. De la salud de nuestros ecosistemas depende directamente la salud de nuestro planeta y sus habitantes.

Es decir, con nuestros estilos de vida, de producción y de consumo actuales no solo estamos perjudicando al planeta sino que, al hacerlo, nos perjudicamos a nosotros mismos.

Es por ello que este año la temática específica de la jornada es “Restaurar nuestra Tierra”. Restaurar nuestros ecosistemas dañados ayudará a acabar con la pobreza, a combatir el cambio climático y prevenir una extinción masiva. Necesitamos un cambio hacia una economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el planeta y que, además de contemplar la reparación del daño ya hecho, incluya la prevención del daño futuro.

¿Y qué tiene esto que ver con el #DíadelLibro?

Pues nada. Y todo.

Hace unos días, un amigo de la casa nos enviaba la foto de cabecera de esta entrada del blog, junto con un texto que describía cómo su botella reutilizable se ha convertido en parte de su día a día. En cada excursión, en el trabajo, en los ratos de lectura… Llevar la sostenibilidad a cada una de nuestras pequeñas acciones cotidianas es un potentísimo motor de cambio.

Son pequeños gestos que incluyen comprar menos, reusar más, reciclar; pequeñas grandes decisiones que tomamos a diario y que de manera individual tienen poco impacto, pero multiplicadas por diez, por cien, por miles de millones, pueden cambiar nuestro futuro hacia una versión mucho más optimista. Hoy por hoy, desarrollar una actitud sostenible es el único camino posible.

Por eso, desde aquí, lanzamos una invitación general para todos a sumarnos al cambio. Como podamos, cuando queramos, hay que ir incluyendo esos pequeños cambios en nuestros hábitos que, antes de lo que imaginamos, pueden suponer una gran diferencia. Y todo ello, claro está, acompañados siempre de un buen libro.