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Contigo desde 1912

Contigo desde 1912

Corría el año 1912. El primer salto en paracaídas, la segunda expedición al Polo Sur, un increíble eclipse lunar, la invención de la cremallera… un año, sin duda, de hechos asombrosos y magníficas ideas.

Mientras en el mundo ocurría todo esto, el diseñador español Gregorio Montesinos volvía a su Murcia natal, después de haber trabajado durante una larga temporada en la industria del aluminio en Francia. Junto a otros miembros de su familia, ese mismo año fundó una empresa.

En línea con el espíritu aventurero de su principal miembro fundador, la empresa no era para nada tradicional. Comenzaron trabajando la seda, desde la mismísima crianza de los gusanos hasta la producción del tejido; la hojalata, fabricando a mano envases para conservas; y el aluminio. Fue en este material, que casi tres décadas antes había dado pie al nacimiento de una nueva industria, cuando dos científicos, uno francés y uno estadounidense, descubrieron de manera casi simultánea el Proceso Hall-Héroult, por el cual se obtenía aluminio fundido, en el que se centró finalmente la producción de la empresa.

Ollas, cacerolas, ¡peroles en los que cabían varias personas! La nueva empresa se lanzó a la fabricación de infinidad de utensilios, sobre todo de cocina.

Entonces, llegaron las cantimploras, más ligeras, baratas y duraderas que los recipientes de cerámica y vidrio utilizados en esa época para transportar agua y otras bebidas.

Aunque Don Gregorio y sus socios aún no lo sabían, había nacido el Universo Laken.

Los primeros años no fueron fáciles. Era una época de escasos recursos y mucho trabajo, en una región con un tejido industrial casi inexistente, pero sus fundadores no desistieron. Nunca dejaron de creer en sus ideas.

La venta de miles y miles de cantimploras al ejército, para el cual eran muy útiles, por su ligereza y porque las fundas de fieltro y lana tenían un tratamiento especial antipolillas, supuso el principio de la producción masiva.

A lo largo de las siguientes décadas, continuaron poniendo a prueba el material, desafiaron las formas, se mudaron, compraron, vendieron, mejoraron las terminaciones, inventaron nuevos productos… alcanzando un gran perfeccionamiento, no solo en la fabricación de artículos de aluminio, sino en técnicas y procedimientos relacionados con otros materiales.

Un Universo versátil y en pleno crecimiento.

La expansión de los lavavajillas industriales, cuyos ingredientes resultaban demasiado agresivos para el aluminio, hizo que a lo largo de la década de los 70 la empresa se fuese volcando en la producción de diversos productos deportivos. El Universo Laken salió de las cocinas, y comenzó a llenar montes, rutas y caminos.

Posteriormente, la experiencia y conocimiento adquiridos durante años de duro trabajo, facilitaron la incorporación del acero inoxidable a la producción. Primero fueron las gábatas o marmitas, las bases para las cantimploras que también sirven como plato, y poco después los termos y botellas térmicas, otro de los grandes hitos de la marca. A partir de ese momento, el rendimiento térmico entró a formar parte del Universo Laken.

Más tarde llegó el Tritan, plástico de alta calidad; los colores vivos; los diseños más sofisticados; e incluso el nacimiento de una extensa línea de puericultura, Laken Junior.

Y así, el Universo Laken se fue poblando de nuevos productos y diseños, tamaños y funcionalidades, siempre fiel a los valores esenciales que dieron lugar a su nacimiento:

  • Calidad – perseverancia – innovación
  • Cuidado y satisfacción del cliente
  • Respeto por el medio ambiente
Posted on 04/07/2019 3020

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